En la vida hay
instantes tan maravillosos,
de esos que sólo
duran una décima de segundo,
pero te hacen
respirar mil años de felicidad.
Son esos
instantes que no queremos olvidar jamás
instantes que
guardamos con recelo en el baúl de los recuerdos
para evocarlos cada
vez que necesitamos de ese suave abrazo, de ese cálido beso, de esa tierna
palabra en la intimidad de la memoria.
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